Antes de las plataformas de streaming, los artistas infantiles eran un fenómeno que se vivía en la televisión, la radio, los discos de vinilo y más adelante en los cassettes y CD. Su música no solo animaba las fiestas infantiles, sino que también formaba parte del día a día de los niños que crecieron entre los años 50 y los 90. Nombres como Cri-Cri, Menudo, Tatiana y Parchís no solo forman parte de la memoria colectiva: son el soundtrack de toda una infancia.
Cri-Cri, “el grillito cantor”, es sin duda el pionero. Francisco Gabilondo Soler, su creador, construyó un universo sonoro lleno de imaginación, personajes y enseñanzas. Canciones como El ratón vaquero, La patita o Los tres cochinitos fueron cantadas por generaciones y aún hoy siguen siendo transmitidas por padres y abuelos a los más pequeños. Cri-Cri no solo entretenía, también educaba y despertaba la curiosidad infantil con letras inteligentes y melodías inolvidables.
A finales de los años 70 e inicios de los 80, el fenómeno juvenil llegó desde Puerto Rico con Menudo, un grupo conformado por adolescentes carismáticos que cantaban pop dirigido a un público infantil y preadolescente. Con integrantes que cambiaban conforme crecían, Menudo se convirtió en una fábrica de ídolos y canciones pegajosas como Claridad o Súbete a mi moto. Su fórmula conquistó no solo a América Latina, sino también a Estados Unidos y partes de Europa.
En México, una figura femenina destacó con fuerza en la música infantil: Tatiana, la “Reina de los niños”. Aunque inició su carrera en el pop juvenil, fue su incursión en el género infantil lo que la catapultó al corazón de los pequeños espectadores. Con trajes coloridos, escenarios llenos de fantasía y canciones como El patio de mi casa o No me quiero bañar, Tatiana se convirtió en un ícono para varias generaciones que crecieron viéndola en televisión y conciertos temáticos.
Por otro lado, Parchís, grupo español conformado por niños, ofrecía un concepto musical único basado en el juego de mesa que lleva su nombre. Cada integrante vestía con un color característico y juntos interpretaron temas llenos de energía, amistad y aventuras. Con canciones como Cumpleaños feliz o En la armónica, lograron un éxito rotundo en España, México y América Latina en general, dejando una huella imborrable en la música infantil de los años 80.
Estos artistas no solo llenaron escenarios, sino que también se instalaron en el día a día de millones de familias. Sus canciones sonaban en las casas, los festivales escolares y los programas infantiles de televisión. Más allá de la nostalgia, su legado musical sigue vigente, ya sea a través de reediciones, plataformas digitales o tributos que rescatan su valor cultural.
En una era dominada por el contenido digital efímero, recordar a Cri-Cri, Menudo, Tatiana y Parchís es volver a una época donde la música infantil tenía identidad propia y un mensaje claro: entretener, educar y acompañar el crecimiento de los más pequeños.