Ha influido en innumerables películas, series y obras de arte, desde adaptaciones modernas del vampirismo hasta homenajes explícitos en películas como Shadow of the Vampire (2000), que explora la leyenda de que Max Schreck podría haber sido un verdadero vampiro.
En 1922, el director alemán F.W. Murnau llevó al cine una obra que cambiaría para siempre la historia del género de terror: Nosferatu: Una sinfonía del horror. Inspirada en Drácula de Bram Stoker, pero con suficientes cambios para evitar problemas legales, esta película del expresionismo alemán se convirtió en una joya atemporal, a pesar de que casi fue destruida por completo debido a demandas por derechos de autor.
Max Schreck, el actor que dio vida a Nosferatu, encarnó a uno de los vampiros más aterradores de la historia. Su rostro cadavérico, los dedos alargados como garras y su inquietante sombra proyectada sobre las paredes no solo definieron al vampiro en el cine, sino que también dejaron una huella indeleble en la imaginación colectiva. A diferencia de otros vampiros posteriores, que a menudo fueron romantizados, Nosferatu era pura amenaza, una representación casi animal del mal.

La película es también un logro técnico y artístico del expresionismo alemán. Cada fotograma está cuidadosamente diseñado para transmitir angustia y terror, con juegos de luces y sombras que reflejan el caos interno de los personajes. Su uso innovador de los escenarios y la atmósfera sombría inspiraron a generaciones de cineastas, consolidándola como una obra maestra que trasciende el tiempo.
A más de 100 años de su estreno, Nosferatu sigue siendo un referente cultural y cinematográfico. Ha influido en innumerables películas, series y obras de arte, desde adaptaciones modernas del vampirismo hasta homenajes explícitos en películas como Shadow of the Vampire (2000), que explora la leyenda de que Max Schreck podría haber sido un verdadero vampiro.
El legado de Nosferatu no solo radica en su capacidad para provocar miedo, sino en su simbolismo. Representa los temores humanos más profundos: la muerte, lo desconocido y la fragilidad de nuestra existencia. Es una película que, como su protagonista, ha logrado trascender la mortalidad y permanecer viva en la memoria del público.
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